Prevenir la violencia en la escuela

El jueves 18 de octubre organizamos la charla "¿Violencia escolar?" en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Económicas de la ciudad de Paraná. La misma, fue declarada de Interés Educativo por el Consejo de Educación de Entre Ríos (Resolución 3407). A las 18 horas se hicieron presentes 100 personas de diferentes localidades: Paraná, Villaguay, Cerrito, Viale y representantes del Consejo de Educación.

El jueves 18 de octubre organizamos la charla "¿Violencia escolar?" en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Económicas de la ciudad de Paraná. Fue declarada de Interés Educativo por el Consejo de Educación de Entre Ríos (Resolución 3407). A las 18 horas se hicieron presentes 100 personas de diferentes localidades: Paraná, Villaguay, Cerrito, Viale y representantes del Consejo de Educación.

Las facilitadoras, la Prof. Elda Mazzarantani y Mediadora Jorgelina Amstutz, abrieron el encuentro con un texto de Eduardo Galeano acerca de “Los alumnos. Los de arriba, los de abajo y los del medio” con el que generaron la necesidad de repreguntarnos el título de la charla. No podemos afirmar que la violencia es escolar sino que responde a las situaciones sociales que viven las personas y/o a acciones concretas de la institución educativa. Es preferible denominar violencia “en” la escuela, para incluir tanto lo que viene desde fuera como lo que surge intramuros. Más allá de su origen, una vez que la violencia estalla dentro de la escuela, la responsabilidad es de sus directivos y docentes y, según la manera que se aborde, será un eslabón para reducirla o para acrecentarla.

Muchos autores fueron apareciendo: Johan Galtung, John Paul Lederach, William Ury, Paulo Freire, Emilio Tenti Fanfani, Fernando Onetto, entre otros.

Las herramientas propuestas se enmarcan en la mediación educativa que permite ampliar el horizonte, e intentar encontrar en las relaciones humanas la clave para sembrar vínculos confiables y sanos. Elda aseguró que “para que la función de la escuela sea posible, es decir, enseñar y aprender, socializar (aprender a vivir con otro), la relación humana: adulto-niño/joven, es parte constitutiva del proceso pedagógico.  Podríamos aclarar que la tríada didáctica docente-alumno-conocimiento no es posible de concretarse sin la relación entre los actores implicados. Por tanto, la relación humana es lo prioritario en las prácticas pedagógicas”. ¿Y cómo podemos construir correctas relaciones humanas? En base a la confianza que se nutre de dos ejes: reconocimiento y comunicación. Esto sucede cuando podemos considerar al otro como legítimo otro, aunque no estemos de acuerdo en su proceder o creencias, pero lo reconocemos como un ser humano, independientemente de los roles que ejercemos (docentes, directivos, alumnos, porteros). Desde este lugar, la comunicación puede darse con una escucha atenta, comprensiva, que va generando una confianza mutua.

El adulto, en una institución educativa, puede ejercer la autoridad de dos maneras: la que prohíbe al otro su ser en sí mismo, o la que ayuda a construirse, a desplegar sus potencialidades. La primera es una relación violenta, mientras que la segunda tiene como función “… autorizar a existir, a crecer, a aprender, a equivocarse, a ser reconocido y respetado en su dignidad humana, a creer, a amar… Cuando los estudiantes sienten que el docente ejerce su autoridad ayudándolos, acompañándolos en su crecimiento, son ellos quienes le otorgan la autoridad al docente. Es entonces cuando están abiertos para dejarse conducir por él”.

Luego de estos conceptos, se brindaron algunas estrategias para reducir la violencia en la escuela, siendo la más importante la participación por múltiples motivos. Especialmente por la gran satisfacción de necesidades humanas que permite, como la autoestima, el reconocimiento y empoderamiento.

Finalmente, abordaron el círculo vicioso de la violencia y la posibilidad de transformarlo en virtuoso,  permitiéndonos encontrar caminos para construir una cultura de paz.